11. Dar el alma

Hubo un tiempo en que me dediqué a pintar dibujos para niños y jóvenes.

Sus caritas al descubrir el dibujo eran mi mayor satisfacción. Veías su alma sin prejuicios, limpia, sin condicionantes.

Por un momento no había nada más para ellos.

Era mágico ese momento.

Luego se perdía. No era más que un póster en su habitación. Hecho a mano, sí, pero objeto decorativo al fin y al cabo.

Pero yo sé que esos niños, cuando se desprendían de la realidad, captaban el alma del dibujo, la energía que contenía, la ilusión creada real. Mi energía iba con ellos.

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10. Tus niños

√ Recomiendo leerlo lento (y entero)

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10. Tus niños. Mariposa Azul de Luz. RECORDARI: Volver a pasar por el corazón.

Tus niños ( y no me importa la edad que tengan) son tus niños.

¿Verdad que no hay otra forma de decirlo? SON TUS NIÑOS.

Y ahí se condensa todo. Todo un enorme sentimiento. Un vínculo sublime. Un “no hay nada más y hay todo”, a la vez.

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9. Un trocito de mí. Ser mejor. Actitud.

  Quisiera que todo el mundo pudiera experimentar la sensación,  el sentimiento cuando me siento plenamente satisfecha. Cuando todo está bien, en perfecto equilibrio. Cuando mi sonrisa interior se refleja en mis ojos húmedos de emoción. Y es emoción pura. Una aceptación total del momento,  de la vida. Un reconocimiento de que es como debe ser, y no de otra manera. Un estado del ser y del estar en paz. Estar bien. Pero bien del todo. Es un momento conmigo misma. No hay nada más. No hay penas. Ni tan siquiera alegrías. No hay quehaceres, obligaciones, tristezas… no hay otro pensamiento. La palabra satisfacción lo llena todo. Me llena. Me impregna cada célula.

Y tu podrás pensar… ¿Cómo puede decir eso, cómo puede pensar así,  si la vida da muchos palos?

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